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Mujer

No toma. No fuma.

Hace ayahuasca

una vez cada tres años.

En la noche más fría.

Debajo de una luna llena.

Lo hace sola con velas prendidas

y ojos cerrados. Las flamas bailan.

Respira profundo.

Creando espacio para sus ancestros.

Escuchando la voz del pasado,

del futuro, del presente.

Una espíritu extraña la visita.

La mira en la cara

y no se quita su vista.

Está callada. No dice nada.

La mujer enfoque. ¿Quién es?

Al principio no la reconoce.

Respira de nuevo.

Se da cuenta. Ahora sabe.

Soy yo.

Pero de otra epoca.

Mil años atras.

Lentamente la mujer

extiende su mano

y la cara empieza a moverse

como las olas del mar.

Disminuyendo en la oscuridad

atras de las velas.

Desaparaciendo en el eter.

Se fue.

Pero un mensaje se queda...

No hablado. No escrito. Sentido.

Eres la bendecida. Y la bendición.

Divina.

Confia en ti misma.

Confia en tu intuición

 

La mujer respira.

 

Se acuesta. Se duerme.

Un viento llega del futuro.

las velas bailan una vez más

y se apagan.

La luna baja. ¡Y Ya!

La luz del primer sol

cosquia el cielo oscuro.

Ha llegado el nuevo día

con toda su magia.

Su balance.

Su perfección.

Y la mujer respira.

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